miércoles, 18 de febrero de 2009

Una nueva investigación revela el origen de la «nube marrón» de Asia

Investigadores de Suecia, India y la República de las Maldivas han descubierto que la nube de hollín que se cierne sobre el sur de Asia cada año entre enero y marzo se debe a la quema de combustibles fósiles y de biomasa

Este descubrimiento, que se consiguió realizando las primeras mediciones de la historia de C-14 natural (un método de datación por carbono) a microescala, da argumentos a favor de que se tomen medidas para aplacar los insidiosos efectos de dicha nube.

Uno de los efectos de esta nube marrón que cubre el sur de Asia durante la mayor parte de cada invierno es la muerte de alrededor de 340.000 personas en China e India cada año por problemas cardiovasculares y respiratorios. Hay estudios que atribuyen a esta nube un número mucho más elevado de muertes, que podría llegar incluso a varios millones.

Al mismo tiempo, esta nube contribuye al cambio climático en Asia, afectando al clima de la zona tanto como el dióxido de carbono, o quizá más, dado que sus partículas de hollín absorben la luz solar, lo que ocasiona un incremento térmico.

Hasta ahora no se conocía bien el origen de esta nube. Pero una nueva investigación que se ha publicado recientemente en la revista Science señala que las dos terceras partes de esta nube están formadas por partículas de hollín procedentes de diversos fenómenos de combustión, como el cultivo sobre chamizado, la industria, el tráfico de vehículos y la quema de diversos materiales para calefacción y cocina, como madera, estiércol y rastrojos.

En investigaciones anteriores no se había conseguido dilucidar si la nube marrón se debe a la quema de combustibles fósiles o de biomasa. Un equipo de investigadores de Suecia e India analizaron la edad y el origen de las partículas de hollín realizando, de forma pionera, mediciones a microescala de C-14 natural (datación por carbono) a partir de partículas de hollín captadas en distintas zonas del sur de Asia.

De esta manera averiguaron que dos terceras partes de esta nube son partículas procedentes de la combustión de biomasa, mientras que el tercio restante se debe a la quema de combustibles fósiles. El director del estudio, Örjan Gustafsson, catedrático de biogeoquímica de la Universidad de Estocolmo, declaró que estos resultados muestran que los esfuerzos por reducir la contaminación no deberían restringirse a regular el tráfico y las centrales de energía que emplean carbón, sino que también deben orientarse a erradicar la pobreza e impulsar la expansión de tecnologías ecológicas en el sur de Asia.

«Hay que dar a más hogares del sur de Asia la posibilidad de cocinar alimentos y calentarse sin necesidad de hacer hogueras de madera y estiércol», indicó.

La reducción de las emisiones de hollín procedentes de biomasa podría tener un efecto positivo sobre el medio ambiente muy rápidamente. El hollín tiene alrededor de la mitad del poder de calentamiento climático que el dióxido de carbono, pero sus partículas tan sólo permanecen en la atmósfera durante unas cuantas semanas, de manera que una reducción del hollín que hay en la atmósfera podría surtir un efecto notable en un breve espacio de tiempo.

Henning Rodhe, catedrático de meteorología química de la Universidad de Estocolmo, subrayó que el cálculo de 340.000 muertes anuales por los efectos de esta nube, que se recoge en el informe, debería ser motivo suficiente para actuar al respecto. «El mero impacto en la salud es una razón de peso para reducir esta nube marrón», afirmó.

Para obtener más información, consulte:

Universidad de Estocolmo
http://www.su.se/english

Science
http://www.sciencemag.org/

Fuente: CORDIS