Una persona puede llegar a padecer doscientos resfriados a lo largo de su vida
A una media de dos o tres episodios por año o hasta diez en la edad escolar. El catarro es tan banal como común y, al mismo tiempo, una incógnita para la ciencia. Tanto que todos los intentos para desarrollar tratamientos eficaces para combatirlo han fracasado. El origen de esos intentos frustrados estaba en el desconocimiento de los diferentes tipos de virus que lo causan. Unos tan agresivos para causar asma o infecciones secundarias en oídos y pulmones y otras que sólo desencadenan una ligera congestión y malestar. Todo un puzle que acaba de encajarse.
Ahora un equipo de médicos de las universidades de Maryland y Wisconsin han resuelto parte del misterio. En la edición digital de la revista «Science» detallan la secuencia del genoma de casi un centenar de cepas del rinovirus que causa el catarro común, aunque probablemente haya muchas más. Los códigos genéticos se han unido en un árbol genealógico que muestra cómo las distintas cepas están relacionadas. De esos genomas, se podrán obtener los puntos más vulnerables del rinovirus para atacarlo. El estudio se basa en las muestras de fosas nasales humanas recogidas en todo el mundo durante dos décadas.
Se trata de un paso importante, porque por primera vez se sientan las bases para desarrollar un tratamiento eficaz contra la infección, no remedios que se limiten a combatir los síntomas. Estos fármacos podrían convertirse en los nuevos superventas de la industria farmacéutica.
Tratamientos personalizados
En el estudio que se presenta en la revista «Science» se muestra cómo ese centenar de rinovirus humanos están organizados en 15 pequeños grupos. La variedad de cepas, la acumulación de mutaciones y la capacidad para combinarse entre ellas explican por qué un único tratamiento no puede combatir todos los resfriados. Los científicos también han constatado la elevada tasa de mutación del virus en comparación con las muestras más antiguas. Las más recientes acumulaban hasta 800 mutaciones genéticas diferentes.
Stephen Liggett, uno de los científicos que ha participado en el estudio, apuesta por lograr en el futuro tratamientos personalizados. «La elección de cada medicamento se hará en función de las características genéticas de la infección de cada enfermo». También sopesan la posibilidad de reconsiderar la vacuna preventiva como una opción. Si eso se lograra se podría contar con un fármaco preventivo para controlar el catarro común, como ya se hace con la gripe.
No tan banal
El catarro común no es sólo un proceso molesto ni un problema tan banal. «La infección debilita a los niños y a las personas de más edad y puede disparar un ataque de asma a cualquier edad», recuerda Ligget. Recientes estudios apuntan a que los resfriados en etapas muy tempranas de la vida pueden programar el sistema inmune de los más pequeños y desencadenar asma en la adolescencia.
Por: Ramírez de Castro, N. Fuente: ABC