miércoles, 21 de enero de 2009

La función de los peces en los sumideros de carbono

Una investigación financiada con fondos comunitarios ha dilucidado la forma en que los intestinos de los osteictios (o peces óseos) de mar contribuyen al ciclo del carbono, que cambia a gran velocidad por el incremento del CO2 en la atmósfera

Los hallazgos, publicados en la revista Science, han ayudado a resolver una vieja incógnita científica y abren nuevas vías para la investigación del ciclo del carbono.

El carbonato cálcico se disuelve al hundirse en el mar provocando la alcalinización de las aguas. Este hecho se había atribuido hasta ahora principalmente al plancton marino microscópico, organismos cuyos «esqueletos» se abisman al morir. Ciertamente, muchas criaturas marinas se desplazan de las aguas someras, donde se alimentan, a regiones más profundas, donde siguen excretando CO2. De esta forma, absorben CO2 de la atmósfera y lo «inyectan» en las profundidades marinas.

En el estudio mencionado, unos investigadores de Reino Unido, Estados Unidos y Canadá calcularon que, en realidad, entre el 3% y el 15% del carbonato cálcico se produce en los intestinos de los osteoictios y es excretado tanto si el pez ha comido como si no. Este descubrimiento explica en cierta medida el porqué de que el carbonato se encuentre concentrado entre la superficie oceánica y los mil metros de profundidad, y no más abajo, dónde van a parar los cuerpos del plancton inerte.

El Dr. Rod Wilson de la Universidad de Exeter (Reino Unido) declaró: «Nuestros cálculos más conservadores indican que entre el 3% y el 15% de los carbonatos oceánicos procede de los peces, pero la proporción bien podría ser tres veces superior. También sabemos que los carbonatos de peces difieren considerablemente de los generados por el plancton. Estos descubrimientos pueden contribuir a solucionar un antiguo rompecabezas de la química marina y, a la vez, ponen de relieve lo limitado de nuestros conocimientos sobre el ciclo del carbono marino.»

Los peces óseos tragan agua marina constantemente y absorben una cantidad excesiva de calcio; en sus organismos, éste se precipita en forma de piedrecitas o cálculos de carbonato cálcico. Estos cálculos se excretan posteriormente mediante un proceso distinto de la digestión y la defecación. Los científicos observaron que estos carbohidratos son más solubles que los de origen planctónico, razón por la que se disuelven a menor profundidad.

Estos biólogos aplicaron dos métodos científicos radicalmente distintos para modelar el tamaño, la composición y la abundancia de los peces que hay en los océanos del planeta. En ambos métodos se emplearon estimaciones de concentraciones de fitoplancton y modelos de la conversión de materia orgánica en toda la cadena trófica, datos estos obtenidos mediante observaciones por satélite.

Esta información les permitió calcular la masa total de los peces que hay en el océano: entre 812 y 2.050 millones de toneladas. Operaciones matemáticas posteriores les llevaron a concluir que los osteoictios generan alrededor de 110 millones de toneladas de carbonato cálcico al año. Sus descubrimientos, en conjunto, señalan que los peces tienen repercusiones de gran calado en el ciclo del carbono.

«Este estudio apenas da una idea preliminar del enorme efecto que tienen los peces en el ciclo del carbono y de por qué los necesitamos en los océanos», comentó el Dr. Christensen de la Universidad de British Columbia (Canadá). «Debemos frenar la tendencia actual de expolio de los océanos y proteger a estos recién descubiertos aliados contra el cambio climático.»

Los investigadores anticipan que el incremento de las temperaturas marinas y de la concentración de CO2 hará que los peces produzcan aún más carbonato cálcico, dado que, a mayor temperatura, más activo es el metabolismo general de los peces. Pero esta proyección se ve amenazada por la sobreexplotación pesquera.

El Dr. Wilson concluyó: «Ciertamente, estos descubrimientos no son más que un primer paso; aún sabemos muy poco acerca de los aspectos químicos de los carbonatos generados por los peces y sobre dónde van a parar. A la vista de la preocupante acidificación de los mares por las emisiones mundiales de CO2, ahora es más importante que nunca averiguar cómo se mantiene el equilibrio normal del pH de los mares. Dado el impacto del cambio climático global, es probable que en el futuro los peces ejerzan una influencia aún mayor en la química de los océanos. Por consiguiente, es esencial que profundicemos en esta investigación para lograr una comprensión plena de estos procesos y de cómo afectarán a nuestros valiosos ecosistemas marinos.»

Para obtener más información, consulte:

Science
http://www.sciencemag.org/

Universidad de Exeter
http://www.exeter.ac.uk/Enlace