viernes, 31 de octubre de 2008

Las posibilidades de un ataque terrorista con armas nucleares son más del 50%

Sólo la combinación de nuevas tecnologías y de una alianza global protegerá eficazmente a las ciudades occidentales, según Graham Allison


Las posibilidades de que un ataque nuclear perpetrado por terroristas devaste una de las grandes ciudades del mundo occidental son más del 50%, según el politólogo Graham Allison. Sin embargo, si se toman las medidas necesarias, esta probabilidad se reduciría considerablemente. El uso de las más novedosas tecnologías para detectar el origen de las armas nucleares podría disuadir a los Estados que poseen armamento y material nuclear de que deben cuidarse tanto de robos como de vender dichas armas a grupos terroristas. Por otro lado, el politólogo advierte que es necesaria una alianza global contra el terrorismo nuclear que minimice los riesgos, llevando a cabo cualquier acción que pueda evitar que el material nuclear caiga en manos de terroristas. Por Yaiza Martínez.

Imagen del juego Fallout 3, de Interplay, que refleja un mundo post apocalíptico, tras una guerra nuclear.
El politólogo estadounidense Graham Alisson, reconocido analista de la seguridad nacional de Estados Unidos especializado en armas nucleares y terrorismo, ha realizado un análisis en la revista Technology Review sobre el estado del armamento nuclear en el mundo, los potenciales riesgos, y las posibles soluciones.

Según Allison, “un ataque terrorista con armas nucleares que devaste una de las grandes ciudades occidentales es hoy por hoy inevitable. Si los gobiernos no hacen más de lo que se está haciendo actualmente, las posibilidades de que esto ocurra en el plazo de una década son de más del 50%”.

Pero Allison asegura que esto se puede evitar siguiendo medidas que reducirían el peligro casi hasta el 0%. La pieza central de la estrategia sería evitar que los grupos terroristas tuvieran acceso a las armas nucleares. ¿Cómo? Pues siguiendo una serie de medidas, como el control acérrimo de cualquier material nuclear del que se disponga en cualquier país que cuente con armas nucleares; que ningún país genere nuevas armas o materiales nucleares; o que no haya más países que dispongan o generen más armas nucleares.

Tecnología de prevención

Pero la realidad sobre el desarme nuclear es la siguiente: la amenaza se ha vuelto más impredecible en los últimos años, porque los cinco Estados nucleares reconocidos (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido) no han cumplido las promesas que hicieron en el marco del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP), y que les obligaban a desarmarse.

Por otro lado otros países, como Israel, India, Pakistán y Corea del Norte también han ingresado en este club y tienen armas nucleares. Y el uso de la energía nuclear en al menos cuarenta países más significa que todos tienen material que podría utilizarse para fabricar armas nucleares, denunció Greenpeace en 2007.

Según Allison, los expertos señalan como el foco más peligroso Corea del Norte, porque este país estaría entre las fuentes potenciales de armas nucleares para terroristas deseosos de destruir alguna ciudad occidental.

Para poder prevenir una catástrofe de este tipo se requeriría liderazgo político, innovación institucional y cooperación internacional, asegura el autor del artículo. Pero la clave del éxito podría encontrarse, sobre todo, en la tecnología.

Disuasión moderna

En la era de la Guerra Fría, en la que las armas nucleares estaban en manos de soviéticos y estadounidenses, si se hubiese producido un ataque nuclear por alguna de ambas partes, la respuesta habría tenido que ser contra el país que ataca. Pero, ¿qué sucedería si el ataque fuera responsabilidad de un grupo terrorista?

Según Allison, la tecnología debería servir para disuadir a los Estados de que deben tener mucho cuidado con los robos de materiales nucleares, e incluso con la venta de éstos a grupos terroristas. Si los líderes de cada país con bombas nucleares creen que serán responsabilizados del uso que se dé a dichas bombas, incluso si éstas han sido obtenidas mediante el robo, tal vez estarían más motivados para prevenir sustracciones o para facilitar el material nuclear.

Para identificar la fuente de la que procede un arma nuclear a partir de los restos que ésta dejaría en caso de explotar, se necesita de una tecnología que, según señaló el National Research Council (NRC) estadounidense tras el 11-S, es técnicamente factible: “La tecnología (para definir el origen de un arma nuclear tras una explosión) existe, pero necesita ser formulada. Se espera que este esfuerzo lleve varios años”.

El estudio Nuclear Forensics: Role, State of the Art, Program Needs, realizado este mismo año por la American Association for the Advancement of Science (AAAS) señala, por otro lado, que en concreto dos iniciativas tecnológicas serían clave para mejorar la capacidad de detección de culpables: el desarrollo de equipos que puedan proporcionar evaluaciones de campo inmediatas (instrumentos portátiles); y la mejora de la instrumentación destinada a analizar detalladamente las muestras recogidas.

Medidas especiales

Una vez detectado el origen de las armas nucleares, ¿cuál sería la respuesta adecuada?, se pregunta Allison. Según él, establecer un principio aceptado de responsabilidad nuclear debería ser un objetivo internacional de primera necesidad.

El politólogo apunta a que deberían empezar con este principio Estados Unidos y Rusia, dado que ambos países tienen una obligación especial ante este desafío, puesto que han sido los países que lo crearon y puesto que, aún hoy, poseen el 95% de todas las armas nucleares que existen en el mundo.

Rusia y Estados Unidos deberían liderar una nueva alianza global contra el terrorismo nuclear que minimice los riesgos, llevando a cabo cualquier acción que pueda evitar que el material nuclear caiga en manos de terroristas. Los miembros de esta alianza garantizarían que las armas nucleares existentes en su territorio están fuera de peligro de robos o sustracciones.

La resolución 1540 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas obliga ya a los Estados miembros a desarrollar y mantener medidas apropiadas y efectivas que aseguren los materiales y armas nucleares, pero esta obligación no ha sido reforzada por estándares específicos y obligatorios, explica Allison.

Combinación de iniciativas

Más allá de la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear que anunciaran George Bush y Vladimir Putin en 2006, y a la que se adscribió España en abril de 2007, Allison apunta a la necesidad de definición de los niveles de seguridad del material nuclear, de organización de cumbres anuales, de compartir la tecnología de seguridad más avanzada, de entrega de muestras de material nuclear de cada país para un posible reconocimiento futuro, en caso de que dicho material caiga en manos de terroristas que lo utilicen y lo explosionen. Cualquier Estado que decline participar en dicha alianza estará automáticamente bajo sospecha, señala el politólogo.

De cualquier manera, el éxito en la lucha contra el terrorismo nuclear requerirá de una combinación de imaginación política e inventiva tecnológica. La alternativa –una anarquía nuclear- debería estimular a los expertos a repensar las posibles soluciones.
La Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear tuvo su segunda reunión en Madrid, el pasado mes de junio, con la finalidad de estudiar nuevas acciones en el control del material nuclear y en la capacidad de respuesta de los países ante situaciones provocadas por acciones de terrorismo nuclear. El representante de España fue entonces el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ángel Lossada.
Fuente: Tendecias 21

martes, 21 de octubre de 2008

El cambio climático se acelera cada vez más

Un nuevo informe de WWF/Adena concluye que el calentamiento global se acrecenta a un ritmo muy superior al previsto por los expertos.

La ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, considera que la UE debe impedir los intentos de algunos países, como Italia, de retrasar la aplicación de medidas para combatir el cambio climático.

A su llegada a un consejo de Medio donde se hablará de los planes europeos contra el calentamiento global, Espinosa subrayó que "lo más importante es reiterar el acuerdo (...) de que no podemos retrasar el paquete, que la crisis económica no puede ser una disculpa al cambio climático, sino todo lo contrario".

Espinosa señaló que parte de la crisis, "independientemente de los temas financieros, también tiene una base muy fuerte en lo que es la utilización de productos vinculados con la energía y de recursos fósiles".

Por ello, consideró que supone "una oportunidad para plantearnos lo que siempre hemos llamado un desarrollo sostenible y buscar también salidas a los productos energéticos en base a energías renovables".

Trabajo conjunto
La titular española subrayó que los ministerios de Industria y Medio Ambiente están trabajando conjuntamente en este dossier, como demuestra el esfuerzo que ambos están haciendo por la fabricación e implantación del coche eléctrico en Europa.

Francia, país que preside la UE este semestre, ha presentado una propuesta que suaviza las medidas que preparan los Veintisiete para obligar a los fabricantes de automóviles a recortar las emisiones procedentes de los coches.

La propuesta aboga por fijar un plazo adicional de 3 años (hasta 2015) para facilitar el cumplimiento progresivo de los objetivos fijados y por rebajar las multas que se impondrá a los fabricantes que incumplan los objetivos.

La Comisión Europea ha propuesto que ningún coche nuevo emita más de 130 gramos de CO2 por kilómetro a partir de 2012.

La última propuesta de Francia plantea que ese cumplimiento afecte al 60% de los vehículos en 2012, y que el porcentaje se incremente de manera progresiva hasta obligar a todos los coches nuevos en 2015.

Mayores responsabilidades

El calentamiento global del planeta se está acelerando a un ritmo muy superior al previsto por los expertos, según concluye un nuevo informe de WWF/Adena.

Bajo el lema "Cambio climático: más fuerte, más rápido y antes de lo previsto", el estudio recoge las conclusiones de los últimos datos científicos y afirma que el fenómeno "se está acelerando a un ritmo mayor del previsto" por el Panel de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC).

El informe cuenta con el apoyo de expertos como Jean-Pascal van Ypersele, profesor de Climatología y Ciencias Ambientales de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), recientemente elegido vicepresidente del IPCC.

Para Pascal van Ypersele, el cambio climático "está teniendo un mayor impacto al anticipado por la mayoría de los científicos", por lo que cree "vital" que las políticas de mitigación y adaptación se desarrollen con más urgencia y sean más ambiciosas.

Por esta razón, Tina Tin, autora del informe, alerta a la Unión Europea de que, "si quiere ser vista como un organismo líder en el seno de las discusiones de las Naciones Unidas en Copenhague el próximo año" y asegurar que se llegue a un acuerdo global sólido contra el cambio climático para el periodo posterior al 2012, "tiene que dejar de esquivar sus responsabilidades y comprometerse a adoptar verdaderas reducciones en las emisiones dentro de Europa".

Fuente: Publico

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Las guerras del futuro se librarán en el cerebro

Fuente: Fecyt

Un informe para el Gobierno de EEUU muestra los usos de la neurociencia cognitiva en el terreno militar 

En un futuro no muy lejano, los soldados podrán manejar máquinas de ataque con su mente, usar fármacos para debilitar al enemigo o hacer imposible que sus prisioneros mientan en los interrogatorios. Éstas son sólo tres de las muchas predicciones que menciona el informe Neurociencia Cognitiva Emergente y Tecnologías Relacionadas, elaborado por la Academia Nacional de Ciencias de EEUU para el Departamento de Defensa del país norteamericano.

El estudio recoge el estado de las investigaciones sobre el cerebro, sus cambios físicos o la relación de éstos con los estados psicológicos que determinan la conducta humana. También dibuja su posible evolución en los próximos 20 años. Por último, y esto lo que más interesa a los militares, mide el impacto de la neurociencia en la seguridad.

El trabajo, de 115 páginas, se centra en los tres ámbitos más prometedores y de mayor implicación militar: interfaz cerebro-máquina, fármacos cerebrales y neuroimagen funcional.

100.000 millones de neuronas

En los últimos 15 años se ha producido una gran convergencia entre el estudio del cerebro y su relación con la conducta, por un lado, y la informática y las tecnologías de la información, por otro. De hecho, como se dice en el informe, sin la moderna tecnología (potentes ordenadores, programas de simulación y redes) el estudio de un órgano que contiene 100.000 millones de neuronas -capaces, cada una de ellas, de establecer 50.000 conexiones o sinapsis-, sería imposible.

La base de un interfaz cerebro-máquina (BCI) es la captura de las emisiones de energía del cerebro con dispositivos. El método más conocido coloca electrodos sobre el cerebro. Gracias a la plasticidad de este órgano, con unas horas de entrenamiento el usuario puede realizar tareas sencillas sólo con pensarlo. Sin embargo, el estudio afirma que, hoy en día, los BCI existentes no aportan una ventaja comparativa al uso de las manos en el manejo de robots.

El uso militar de medicinas y drogas viene de antiguo. Pero los neurofármacos han despertado más de una fantasía en los militares. Dos son las líneas que más les interesan: medicamentos que mejoren las capacidades para el combate de sus hombres y aquellos compuestos que debiliten al enemigo.

En este ámbito, el informe da una gran importancia a la nanotecnología. Los procesos de miniaturización están abriendo nuevas formas de administrar medicinas y, en el futuro, podrían permitir superar la Barrera Sangre-Cerebro, un mecanismo que tiene el organismo para que sustancias neurotóxicas no pasen al tejido cerebral.

El trabajo es más extenso, y a la vez, escéptico, en el terreno de la neuroimagen funcional. Aunque existen una decena de formas de tomar imágenes del cerebro y sus cambios físicos, los autores dudan de que se pueda inferir pensamientos de la lectura de un escáner. La variabilidad cerebral a lo largo de la vida del sujeto, así como entre personas, hace inviable la creación de modelos globales.

Pero las objeciones más importantes son otras. Varios miembros del panel de expertos dudan de que se puedan comprender las relaciones entre la actividad cerebral y tareas específicas, estímulos y, en último término, la conducta humana. Además, los psicólogos conductuales defienden que el ambiente, la geografía y la cultura también moldean el cerebro.

Por último, se dedica un capítulo entero a recoger objeciones éticas: a medida que el uso militar de la neurociencia se vaya popularizando, puede desarrollarse una conciencia de rechazo, como pasó con las armas químicas y nucleares.

El sueño de detectar la mentira
Varias tecnologías de neuroimagen buscan la manera de leer la mente

En el futuro, la lectura continua y en tiempo real de los resultados de escáneres cerebrales podrían ayudar en determinadas labores de inteligencia con enemigos capturados. Por otro lado, un mejor conocimiento del cerebro de los soldados facilitaría el desarrollo de nuevas técnicas de adiestramiento, aumentando su capacidad de aprendizaje y su memoria.

Uno de los temas más estudiados es el de la detección de la falsedad y la ocultación de información. William Marston, el padre del polígrafo, cree que hay una única respuesta fisiológica durante la mentira (en forma de aumento de la presión sanguínea, ritmo de la respiración y actividad eléctrica en la dermis).

Sin embargo, los neurólogos especializados en este campo rechazan esa visión tan reduccionista. Por eso, las distintas técnicas de recogida de imágenes de la actividad cerebral (electroencefalografía, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones...) tienen aún difícil saber si alguien está mintiendo.

Las prótesis cerebrales convertirán a los soldados en ciborgs

Aunque según el informe del Gobierno de EEUU es improbable el modelado del cerebro en las próximas dos décadas, no es descabellado que sí lo sean algunos de sus subsistemas. Esto podría permitir la creación de sistemas que, a modo de prótesis, asistieran al cerebro, suministrándole información de diferentes bases de datos en tiempo real.

El avance en la nanociencia y la nanotecnología ya empieza a permitir la fabricación de sensores magnéticos casi microscópicos, que servirían para hacer mapas de alta resolución de la zona de combate. También posibilitaría a los soldados portar nanodispositivos de combate. En sentido inverso, la informática fisiomimética dotará de inteligencia artificial a las máquinas. Robots y sistemas podrían realizar tareas sencillas pero de bajo riesgo para las tropas que entren en combate.

Por último, los interfaces hombre-máquina para el control de sistemas de armas harán posible el manejo de vehículos no tripulados y de armamento con el cerebro.

Los fármacos mejorarán a los combatientes y debilitarán al enemigo

En medio de gran debate ético sobre sus usos futuros, los autores del estudio hacen un listado de fármacos potencialmente útiles en el ámbito de la inteligencia y la guerra.

Los opiáceos en forma de aerosol, como el fentanil, usado por los rusos durante el secuestro del teatro Dubrovka por un comando checheno, se han confirmado como un excelente incapacitante que provoca narcolepsia repentina. Aunque como ya ocurría con la mayoría de las armas químicas, estas drogas no letales tienen el problema de su difícil propagación, así como de lo indiscriminado de sus efectos.

Por otro lado, se habla de algunas medicinas que se usan en la actualidad para tratar desórdenes psiquiátricos, pero que, administradas a personas sanas, pueden tener el efecto de aumentar determinadas capacidades de los soldados. Compuestos como el modafinil, el propranolol o el metilfenidato favorecen aspectos como la atención, el aprendizaje o la capacidad de retentiva.

martes, 23 de septiembre de 2008

CIENCIA FICCIÓN VUDÚ

El título de este artículo copia el de un libro que trata precisamente lo que algunos ya han llamado "ciencia vudú" (woodoo science). Ése era precisamente el título de un interesante (y también, en algunos aspectos, discutible.) libro de Robert L. Park, catedrático de física en la universidad de Maryland (EE.UU.) y director de la oficina de Washington de la Sociedad Americana de Física.

Tal vez en un vano intento por salvaguardar la imagen respetuosa de la ciencia, los editores españoles del libro no se atrevieron con el nuevo término y añadieron al título una "o" inexistente en el original: CIENCIA O VUDÚ: DE LA INGENUIDAD AL FRAUDE CIENTÍFICO (Grijalbo, Arena abierta, 2001). Pretenden así separar los dos campos: ciencia y vudú, olvidando que, a veces, la mala ciencia se reviste de características parecidas a las de la peor magia o vudú.

Los ejemplos clásicos de esa ciencia vudú de que nos habla Park surgen, como casi siempre, del presunto intento de burlar los principios de la termodinámica y obtener fuentes de energía que resulten al mismo tiempo, buenas, baratas e inagotables. El caso paradigmático analizado por Park es el tema de la todavía hoy inexistente fusión fría anunciada ya el 23 de marzo de 1989 por Martin Fleischmann y Stanley Pons en la universidad de Utah. Park disculpa en cierta forma la "ingenuidad" de esos investigadores a los que imagina honestos aunque equivocados, pero no olvida otras proclamaciones no tan serias pero de parecido efecto llevadas a cabo por diversos charlatanes supuestos inventores de fuentes inagotables de misteriosa energía: la máquina energética de John Newman, la pila de James Paterson, etc.

Desgraciadamente, Park, arrimando el ascua a su sardina ideológica, incluye también en el libro, como si fueran ejemplos de ciencia vudú, algunos casos de los que, honestamente, todavía no sabemos a ciencia cierta qué decir: el posible calentamiento global del planeta por el efecto invernadero, el presunto efecto perjudicial de las líneas de alta tensión o las antenas de telefonía móvil, o la temida inseguridad de los productos transgénicos (cierto es que Park, al escribir el libro, no sabía, por ejemplo, del reciente caso de contaminación por transgénicos del maíz en Méjico...).

Etiquetar como "ciencia vudú" esas preocupaciones todavía no contrastadas completamente (ni en un sentido ni en otro) resulta, en términos científicos, todavía prematuro. Más interesantes parecen las opiniones de Park a este respecto sobre el enfrentamiento entre "pesimistas malthusianos" y "optimistas tecnológicos", una distinción que explicaría incluso sus propias opiniones. En este aspecto, el punto de vista de Park resulta demasiado cercano al del establishment del poder constituido para que un lector inteligente no perciba el posible origen de su intención.

Más sólidas parecen las críticas de Park a otros fraudes o ingenuidades como el presunto poder de la meditación trascendental, los poco fiables experimentos de J.B. Rhine sobre percepción extrasensorial (vulgo: telepatía) en la universidad Duke de Carolina del Norte durante los años treinta, la vitamina "O", la terapia biomagnética, la homeopatía y la ley de similitud de Hahnemann con sus múltiples y continuadas disoluciones, y un largo etcétera de casos paradigmáticos de la ciencia mal entendida o, mejor, utilizada como etiqueta de promoción y venta de productos completamente a-científicos.

Ciencia ficción vudú

La denominación "ciencia vudú" acuñada por Robert L. Park puede aplicarse también a algunas variedades de la peor ciencia ficción, un curioso tipo de fraude que podríamos denominar la "ciencia ficción vudú".

Suele ser habitual confundir ciencia ficción con la ficción meramente fantástica, un fenómeno que empieza a ser, en mi opinión, demasiado extendido. Pero también existe el caso complementario de confundir exageradamente la ciencia ficción con la ciencia y de usar la creatividad de una y el prestigio de la otra para montar brillantes negocios con los que atrapar a los más incautos.

El caso paradigmático en la historia de la ciencia ficción es el de la dianética, una falsa ciencia muy lucrativa surgida de la imaginación de L. Ron Hubbard (1911-1986), y convertida hoy en la base ideológica de una potente secta religiosa.

Hubbard fue un escritor estadounidense de ciencia ficción de segunda o tercera fila en cuya obra narrativa se potenciaban los supuestos poderes de la mente. Ése era un tema bastante habitual en la ciencia ficción de los años cuarenta y cincuenta, posiblemente a raíz de los poco fiables experimentos sobre percepción extrasensorial realizados por J.B. Rhine, en la universidad de Duke en Carolina del Norte (EE.UU.).

Quiso la casualidad que el editor de Astounding, el hoy respetado John W. Campbell Jr., se interesara un tanto exageradamente por las ideas de Hubbard y ayudara a propagar la dianética desde su revista. En 1950, se publicó en Astounding (una revista de ciencia ficción, no lo olvidemos...) un largo artículo sobre la dianética considerada como una fabulosa psicoterapia redentora capaz de liberar la mente humana de todos sus problemas. El hecho coincidió, no por casualidad, con la publicación de THE MODERN SCIENCE OF MENTAL HEALTH (1950) del mismo Hubbard, quien no tuvo problema alguno en traspasar algunas ideas de sus relatos de ciencia ficción a una "moderna ciencia de la salud mental"; un caso que, retomando el subtítulo español del libro de Park de que hablábamos antes, sugiere más claramente el fraude que la ingenuidad, visto el gran negocio posterior en que se convirtió el asunto.

En 1952, Hubbard fundaba la Iglesia de la Cienciología, hoy considerada como una de las más peligrosas sectas destructivas de la personalidad a juicio de muchos gobiernos del planeta. Basada en la dianética y con una cobertura presuntamente científica, la actividad principal de esa "iglesia" se centra en los diversos cursos y estadios a superar (pagando, naturalmente...) para librar la mente de opresiones. Aunque hoy se tienda a olvidarlo, Hubbard también creía que los traumas podían ser incluso pre-natales y proceder de una anterior reencarnación. Sin comentarios.

En la dianética, un terapista llamado "auditor" anima al paciente a manifestar sus fantasías con la ayuda de una especie de detector de mentiras llamado e-meter. Una especie de versión ciencia-ficcionística del psicoanálisis que ha resultado, a la postre, mucho más lucrativa que la infructuosa caza del "orgón" a que se dedicó el psicoanalista Wilheim Reich (1897-1957) autor, pese a todo, de un interesante libro sobre la psicología de masas del fascismo. En 1956, Reich fue condenado a dos años de cárcel, experiencia de la que Hubbard se libró, tal vez por su habilidad para convertir en religión esa ciencia ficción vudú de la dianética. La fórmula resultó sencilla para Hubbard y sus secuaces: usufructuar el prestigio de la ciencia y abusar del poder que confieren las revelaciones obtenidas en las sesiones de "audición" para construir una exitosa "religión" muy típica del siglo XX.

El caso de la dianética y la iglesia de Hubbard ha sido siempre una lacra en la historia de la ciencia ficción, un abuso censurable que algunos autores han intentado exorcizar de alguna manera. En 1980, Norman Spinrad, un brillante escritor del género, imaginó una secta parecida a la de Hubbard, el transformacionalismo, también creada por un cínico escritor de ciencia ficción. Lo hizo en una interesante novela, EL JUEGO DE LA MENTE (Ediciones B, 1989), donde Spinrad intenta mostrar los mecanismos psicológicos por los cuales incluso una persona inteligente puede dejarse atrapar por una secta destructiva.

Lógicamente, cualquier lector informado no puede dejar de pensar en la cienciología de Hubbard como inspiradora directa del transformacionalismo de ese peligroso juego de la mente que describe Spinrad. Debo decir que Spinrad, posiblemente más asustado de lo que uno podría esperar o imaginar, siempre me ha dicho que la asociación entre transformacionalismo y cienciología es algo a lo que él quiere ser ajeno y que, en cualquier caso, se trataría de una asociación del lector. Un claro ejemplo de que la ciencia ficción vudú, cuando se ha convertido en un lucrativo negocio, puede ser sentida incluso como muy peligrosa por parte de quienes la denuncian.

Pero siempre queda la constatación del gran éxito, tanto de la cienciología del mundo real como del transfomacionalismo de la novela de Spinrad en el influyente mundo de Hollywood. Una coincidencia que, pese a lo que pueda decir Spinrad, no parece ser tal, y es una evidente muestra de los peligros reales de la ciencia ficción vudú.

Ciencia ficción y OVNIS

Ya que hemos hablado aquí de ciencia ficción vudú a propósito de la dianética, no estará de más seguir con otras modalidades de fraude y/o ingenuidad (en la ciencia y fuera de ella) de que hablaba Robert L. Park en su libro sobre la ciencia-vudú.

Si la dianética (y, con ella, la cienciología) ha sido, es y sigue siendo un fraude para consumo de ingenuos y/o desesperados, hay otros temas (que el vulgo suele asociar demasiado acríticamente a la ciencia ficción) que también han generado "religiones" para ingenuos. Religiones posiblemente lideradas, como ocurre con tantas otras iglesias, por gente que también vive del fraude.

Yendo al caso concreto del que quiero tratar, a mucha gente le resulta excesivamente fácil asociar el "fenómeno OVNI" con la ciencia ficción. No es algo evidente: especular literariamente sobre la posible existencia de civilizaciones ex-traterrestres o en el contacto entre ellas, no tiene como corolario inmediato el creer a pies jun-tillas que hay alienígenas que ya nos han visitado.

Uno puede ser un buen aficionado, apreciar la ciencia ficción y, sin ninguna contradicción, "no creer" en los OVNIS. Ian Wat-son, en 1978, analizó el "fenómeno OVNI" en una entretenida e in-te-li-gen-te novela, VISITANTES MILAGROSOS (Ediciones B, 1987). Mi interpretación de lector me lle-vó entonces a pen-sar que, en la novela de Watson, el fenómeno OVNI residía no tanto en los OVNIS como en sus "creyentes", o en el mis-mo hecho de que haya nacido a su alrededor una cu-rio-sa pa-ra-fernalia a la que no han faltado "iglesias".

Yendo al centro del asunto, en realidad resulta muy difícil tomarse en serio algunas de las afirmaciones que hacen los sedicentes "investigadores del fenómeno OVNI". Al-gunos casos resultan sorprenden-temente curiosos, en particular, el de las personas "abducidas" o, en román paladino, presuntamente "secuestradas" a bordo de un OVNI. Como ésta es una experiencia difícilmente veri-ficable y repetible en condi-ciones controladas de forma objetiva, resulta completamente subjetiva y, por ello, bastante dudosa. Popper diría que no se trata de una afirmación falsable y, por tanto, resulta ajena al campo de la ciencia.

Los seres humanos constituimos una de las especies inteligentes del planeta Tierra y hemos ido evolucio-nando en un entorno determinado que ha configurado prácticamente todo lo que somos: forma humanoide, posición er-guida, simetría bilateral, manos con pulgar opuesto a los otros dedos, etc. Pero me temo que la evolución en otras condiciones distin-tas, ha de dar seres incluso mucho más distintos a nosotros que los simpáti-cos del-fi-nes. Por ello me pro-ducen risa y vergüenza ajena los humanoides cabezones y con grandes ojos oblicuos que vi-sionarios como Adamski y sus sucesores "abducidos" dicen haber cono-cido en sus contactos con aque-llos que "pi-lotan" los OVNIS. De una es-pecie in-teligente surgida en otra parte de nuestra galaxia lo espero casi todo, aunque lo que menos es-pe-ro es que tenga una forma corporal parecida a la nues-tra o unos ór-ga-nos similares a los que la evolución (el azar y la necesidad que decía Monod) ha selec-cionado para nosotros tras millones y millones de años en un planeta al que llamamos Tierra.

Lo más grave es que algunos desaprensivos escritores como Benítez, Von Daniken o Kolosimo disfracen sus "novelas" bajo la forma de "estudios in-novadores" que, en su interesada paranoia, presentan como arrancados a la ne-gra voluntad ocultadora de los servicios se-cre-tos. En los textos de los autores citados o en los de sus epígonos, ca-si siempre encontraremos un profesor (quien, muy acertadamente, nun-ca se llama Smith) que profesa en una remota universidad estadounidense y que representa la fuente úl-tima de autoridad: lo di-ce un profesor de una universidad norteamericana, ergo es dogma de fe.

Espero no herir (demasiadas) susceptibilidades con este co-men-tario, pero siempre me han resultado francamente ridículas al-gunas de las pretensiones de esos amantes de lo misterioso. Una de las más sorprendentes, es la voluntad de reclamar para su afi-ción el calificativo de "ciencia" o, cuando menos, de este ex-traño campo que ellos mismos denominan para-ciencias. Para mi pe-sar, sé que la ciencia, o mejor la tecnociencia en la denomi-nación que yo prefiero, se construye de forma muy diferente a como "investigan" los seguidores de las diversas "iglesias" para-científicas, incluida la de los OVNIS (en la formulación clásica, la tecnociencia requiere, se dice, "algo de inspiración y mucha transpiración"...).

Y, por otra parte, sé muy bien que, hoy, la ciencia tam-poco lo explica todo y, tal vez por ello, sigo interesado en la literatura especulativa como la ciencia ficción...

Es curioso cómo, ante los verdaderos misterios que rodean nuestra vida, siga habiendo gente que se "fabrica" nuevos miste-rios como el de los OVNIS. Como si no bastara con intentar conocer algo del universo, de la vida, de la sociedad, del ser humano, o, simplemente, pre-guntarse en serio por algunos de los muchos misterios insondables de nuestra civilización, como esa indecente e injusta repartición de la riqueza que amenaza la vida de tantos de nuestros semejantes. ¿Se preocupa por los OVNIS quien pasa hambre en Burkina Faso? That is the question…

Fuente: http://divulgamat.ehu.es/weborriak/cultura/Paginas/01032006.asp